¿Por qué me gusta montar en el Centro de Formación Ecuestre Paco Ríos?

Me preguntan por qué me gusta montar en el Centro de Formación Ecuestre Paco Ríos. Para mí es fácil responder a esta pregunta. Hay muchas razones y tardaría mucho tiempo en enumerarlas todas, pero hay dos principales por las que creo que el C.F.E. Paco Ríos es el mejor:

Primero, el genial ambiente de la hípica. Es amistoso, es divertido, es familiar y, sobre todo he hecho grandes amigos allí. Formamos entre todos un equipo muy unido. No hay envidias. Todos nos ayudamos y nos alegramos por los éxitos de los compañeros en los concursos. No sólo eso, sino también somos un grupo muy variado: hay chicos, chicas, mayores, pequeños, a unos nos gusta la doma, a otros nos gusta el salto, a otros los paseos por el campo, etc. Esto hace que practicar nuestro deporte sea aún más divertido.

Segunda razón y, no menos importante, nuestros entrenadores Paco Ríos y Jesús García.

Se puede decir que Paco es uno de los entrenadores más técnicos de Murcia y eso se refleja en los resultados de los concursos. No sólo nos ayuda a ganar sino a formarnos como jinetes y amazonas que saben controlar al caballo, saben aceptar los triunfos igual que las derrotas y nos empuja a perfeccionar y mejorar todos los días. Su sentido del humor es legendario. Haciéndonos reír, las clases son más amenas pero sin olvidar el objetivo principal: aprender a dominar la técnica de la equitación. Su especialidad ha sido la doma clásica aunque también domina a la perfección el salto de obstáculos y la doma vaquera. Es un gran campeón.

Por otro lado, tenemos a Jesús. Él se ocupa de las clases de iniciación. La característica que más resalta es su gran paciencia y capacidad de dar las instrucciones a los alumnos novatos. Transmite tranquilidad cuando vas a subir a un caballo por primera vez. Pero no hay que olvidar que, al igual que Paco, Jesús es un campeón, sobre todo en doma Vaquera.

En mi caso, que he entrenado en otras hípicas en Murcia desde muy pequeña, nunca me he sentido tan feliz y segura como en el Centro de Formación Ecuestre Paco Ríos. Y eso se lo debo, sobre todo a Paco y a su mujer, Almudena, que es como una segunda madre para nosotros. Nos da ánimos, nos cuida y nos consuela cuando lo necesitamos.

También hay un gran ambiente entre los padres. Mientras estamos en clase, siempre “se echan alguna carcajada”, organizan comidas o meriendas e, incluso, yo he celebrado en la hípica mis mejores cumpleaños.

Espero quedarme en esta hípica durante muchísimos años más. Nunca olvidaré las bromas, como aquel día que Paco intentó hipnotizarme con una taza de café, o cuando cuenta uno de sus chiste (a cual peor), cuando nos apostamos entre los amigos quién tiraba a Jesús al suelo y fui yo la única que lo consiguió. Siempre recordaré aquel concurso en que mi caballo, Sirius, se asustó, justo antes de entrar a la pista. Paco se dio cuenta inmediatamente y no soltó las riendas en ningún momento hasta asegurarse de que Sirius se había relajado. Luego me tranquilizó, me dio ánimos y me convenció para que saliera a concursar como sólo él sabe hacerlo. Gracias a eso hice una buena reprise y gané.

Todos estos recuerdos siempre quedarán grabados en mi memoria.

Sólo me queda dar las gracias a “mi familia” de la hípica. Paco, Almudena y Jesús, habéis conseguido que mi deporte favorito sea también mi mayor ilusión. Os quiero.

Marina Jiménez Carbonell